El partido no inició favorable para el equipo emplumado, Héctor Ramos anotó sobre los 12 minutos e invitó al Águila a remar contracorriente.
Cosa que fue respondida al minuto siguiente donde Nicolás Muñoz aprovechó una pelota suelta dentro del área y anotó el empate.
Águila respondía sin temor al acecho calero, le igualaba el partido y comenzaba a proponer su propio camino a la victoria.
Creció por la bandas el ataque emplumado, principalmente por la derecha, donde Óscar Cerén lucía imparable, y vaya que el fútbol premia al que se esfuerza y sobre los 34, el dorsal 11 aguilucho anotó el segundo.
Cerén sacó un riflazo lejos del área que cabó en el ángulo superior derecho de la meta de Fidel Mondragón. Todo mundo se puso de pie, no lo podía vivir sentado, el golazo fue una cosa terrible, que erizó a todo el mundo en el Barraza que lucía de gala y disfrutaba a lo grande la victoria.
Pero no duró hasta el entretiempo la ventaja y de nueva cuenta, Ramos, aprovechó un descuido defensivo y puso las cosas en tablas 2-2.
Recompuso para la segunda mitad el míster Julio Dely Valdés y le apostó a ganar con la llega de Miguel Camargo para apostarle a la posesión de balón.
El Metapán estaba respondón y sobre los 69', en un tiro libre de Odir Flores se volvía a ir arriba.
Pero la noche conspiraba para los emplumados y especialmente para Nicolás Muñoz, que anotaba el tercer tanto y como si nada, la lucha por ganar seguía sin tregua.
Ese pleito decidido, de riesgo dio al Águila la victoria cuando se jugaba más allá del complemento. Sobre el penúltimo minuto del agregado llegaba un penal y Nicolás, que no sabe fallar con la camiseta emplumada anotaba su triplete y la segunda victoria consecutiva.
Grande Nico, grande el Águila, grande su afición que vivieron, como se está volviendo costumbre, una noche gloriosa y negro y naranja al máximo.